Camilo nuestro nieto, fue
diagnosticado a los nueve años, (2003)
como Diabético tipo 1 o Diabetes Juvenil. Fue muy doloroso para toda la
familia, sobre todo para el niño, aunque no entendía bien la magnitud de su
enfermedad. Su madre, mi hija, se escondió en una negación, pero finalmente logró confrontar
y comprender, lo que era esta dolencia crónica y ayudar a su hijo a vivir,
como una persona normal.
En los Diabéticos Juveniles, su
organismo no produce Insulina. Dependen diariamente y varias veces al día, inyectársela. Deben aprender aplicársela solos, aunque sean muy pequeños y más aún cuando la presencia
materna ya no es permanente ( cuando van al colegio ). Se les enseña a hacerse responsables de su vida, vigilado los síntomas de su enfermedad,
cuidando su alimentación, no tentándose en el colegio con un dulce que le
regale un compañero, ¡qué difícil para un niño ! ¿Verdad?. Pero lo logran, algo sucede en las mentes de
estos niños, que cambian, son personas cuidadosas y meticulosas.
Bueno, todo este preámbulo es
para contarles una historia :
Camilo, llegó un fin de semana para quedarse en nuestra casa, era la primera vez después de conocer su diagnóstico. Mi responsabilidad era cumplir los horarios, de alimentación y la inyección de insulina, por lo tanto su
desayuno tenía que ser, a las 8 de la mañana. Nos
acostamos, yo dormía profundamente, me había levantado varias veces esa noche, preocupada por el niño, estaba agotada. De pronto, sentí en mi cara una tenue
caricia, que se repitió varias veces…¡ Ya Priscilla ! (mi gata) , "deja de molestar", dándole un pequeño empujón; la gata siguió en su empeño, saltando bruscamente
sobre mi cuerpo, ya bien despierta, me senté, mire la hora, las 9 de la mañana..... ¡qué tarde es!..... el corazón me dio un vuelco, entonces fue que la vi, parada en la puerta del dormitorio, mirando fijamente y desapareció... me levanté apresuradamente, viendo que la minina corría al dormitorio
de mi nieto, subió a la cama, lo olfateaba, me miraba como queriendo hablar,
me acerqué y me di cuenta que el niño estaba con convulsiones, desconectado absolutamente, con su mirada perdida... traté de reanimarlo, de levantarlo... y no pasaba nada, la gata saltaba colaborando y finalmente….. lo
logramos.....¡que alivio!..... el alma me volvió al cuerpo. Llegamos a la cocina, le di a Camilo, un vaso de Coca-Cola, con azúcar, y comenzó a reaccionar, dándome tiempo, para preparar el desayuno, ¡ay!, que alegría ver a mi niño bien.
Priscilla la gatita, con su actitud inquieta, pudo de alguna manera, alertarme del peligro que corría Camilo y así, salvó a mi
nieto, de un shock insulínico.( baja de azúcar en la sangre )
Priscilla |
Yo me pregunto, ¿que capacidad de intuición, pueden tener estos animalitos, es olfativa o un sexto sentido, que los humanos no poseemos? Se sabe de perros, que se anticipan a un ataque epiléptico de sus amos y también puede detectar un cáncer. Realmente..... lo encuentro ¡extraordinario!
En nuestro hogar, "Priscilla" es nuestra heroína, la adoramos y tiene nuestra mayor atención, nos acompaña, ya por 11 años.
Relato esto, por qué 24 de
febrero del 2012, salió publicado en el Mercurio, una noticia similar de un gato que ayudó a su amo.
Bueno, por lo sucedido en mi hogar, pienso que todo diabético, debería tener como mascota un gatito, son animales muy perceptivos y sensibles, capaces de darse cuenta que algo no está bien y avisar.
Es lo que hizo mi gatita, ¡Viva mi gata, Priscilla!